miércoles, abril 12, 2006

[ Naná ]


Si mi vida fuera un simple personaje, sería Naná. Una mujer que a pesar de su conocimiento, debe dejar guardada su dignidad en un closet y olvidarse de quien es realmente. Albergada bajo un existencialismo puro, deriva su vida en miles de corrientes que la definen y la niegan una y otra vez, viviendo diariamente la dialéctica de sus momentos, convirtiéndose en parte de la historia. Que más puede ser que la traición y la propia negativa de la tierra la que la lleva actuar con una mirada sin consuelo y con susurros tras las puertas. El tratar de buscar en el lenguaje y el habla la respuesta perfecta para callarse, pensando en las libertades y en cuanto peso trae ello, cuanta responsabilidad que más vale tener una ilusoria. Entre el ser y la nada esta el proyecto, aquel que sin la existencia no surgiría en su esencia como algo significante, menos si no “vive su vida”.
La localidad de las calles y los autos viejos dejan ver mi melancolía, junto a la vieja tienda de discos que me sumerge en sonidos incoherentes que no me dejan pensar de la manera más racional. Así evado a esa praxis maquinal que todo ser humano ya ha tomado como suya, siendo atrapado por la sociedad. Aquella corriente más fuerte que el propio hombre y que subyace a la tierra y sus condiciones. La cultura de los besos en la mejilla y un “como estás” sin querer saberlo. Inerte o en movimiento, ¿sigo siendo la misma?
La conjugación de los verbos cambian, como cambian mis acciones. El sentido ilógico de las líneas que se trazas en el camino, como vías sin aleaciones ni salidas. Naná, bajo sus vestidos tan recatados , guarda a una mujer fuerte de espíritu, de un metro sesenta y nueve y yo algo más pequeña; la justa medidas que existe entre la yema de mis dedos multiplicada doce veces hacia arriba. La letra redonda y frases que sólo piden dinero y compasión para vivir lo que más anhela: el teatro. Las ganas de ser artista no existen, pues quien nace con la inquietud de decir las cosas al mundo, a una masa enceguecida, es parte del arte y de la cultura que lo cubre; sin embargo el tener la tribuna para que te escuchen, en un hoy donde todos correr sin oír, es casi imposible.
Naná, hoy quizás donde estarás y extraño esa esencia tan mía como tuya, esas pestañas largas y los ojos bien maquillados. El como hablas y escribes, el como reflexionas de la vida, sin vivir la propia a gusto. Buscando respuesta entre cuadros, libros e historias irreales, entre filósofos y películas. Pues Juana de Arco y su pasión, no es más que la cruz que cada uno cargamos, y la humillación que todos los días nos opaca. Termine o no en la hoguera, solo Dreyer pudo hacerme sentir el verdadero dolor del sacrificio.
Naná La Muerte…. Naná La Mort, un nuevo nombre, con antiguos sellos.

1 Comments:

At 4:05 p. m., Anonymous Anónimo dice...

Nunca me dejas de sorprender


Naná me gusta mucho

 

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