viernes, junio 30, 2006

三 Ego de dioses 三














Lo apolíneo, es toda la hermosa estructura en la que el hombre se inscribe. Lo racional. Esa belleza lógica que a muchos encanta. Nos establece tal como un pentagrama, una base para poder crear, nos entrega un contexto para una exitosa lectura. A veces, juega como una imposición asquerosa de la cual quiero arrancar, porque no hay nada más que me moleste que ese asqueroso verbo. Sin embrago, lo necesito.

De ninguna otra forma puedo llegar a ese Dionisio que me invade, y sacarlo a flote. La ruptura de guachechero, hecho y derecho, me embriaga para ver qué hay en mí. No me dice nada. Pues quien me provoca es Apolo con su sutil lógica y la perfección misma. Dejo el conciente de lado.

Imágenes, sonidos, tan míos como propios de mundo. Mas, bajo la apelación de mi inconsciente el conflicto sale a flote. Una tensión constante entre estas calles y las mías. Un quiebre, solo producido por esta acción dialéctica de la creación.

Veo lo que he construido. El concepto de autoría se ha manifestado. Pues lo propio se ha puesto al servicio de la estructura, para terminar por violarla. Desde mí aprendí a expresar. La libertad se manifiesta. Una libertad mía, una libertad tuya. Hoy hay para todos, libre interpretación.



























· [Me tuve que remitir a escribir. Por más que no quise, lo tuve que hacer. Pues, quedarme callada es algo que nunca he aprendido. Quienes me conocen lo saben. Ya que para cada ocasión existe un par de letras de mi diccionario, que se ajustan perfecto al momento. Y me remito] ·

sábado, junio 10, 2006

El tiempo sigue su curso...



y yo sigo el mío.




1. Despierto. Llega la mañana. El reloj apunta la misma hora de siempre. Me debo levantar. No quiero. Me escondo entre las sábanas, para que el minutero no sé de cuenta que existo. Me insiste. La alarma es cada vez más fuerte.
Me marca las 8, las 8.05. Me sigue marcando y me agobia. Lo apago y dejo de sentir ese pito insoportable. Me hago la idea que debo comenzar de nuevo. Me ducho y tomo desayuno trashumando entre los cuartos de mi casa. Me voy. En la micro cabeceó un poco, y llego.

· · · · · · · · · ·



2. Me encierro en un cuarto. Sé que hay sol, pero no lo veo. Se va cuando tecleo, se esconde mientras pierdo el tiempo. La gente corre por los parques, camina por las calles y yo solo estoy sentada. Me hago la interesante con un par de palabras, pero sé que solo es mierda.
El cielo se pone naranja y ni cuenta me doy. La hora pasa cada vez más lento. Son las 6, las 6.05. Sigue pasando la hora y estoy sentada. El último rayo de luz está ahí y no lo alcanzo a ver. Me lo imagino. Pienso cómo fue. Fue y no es.

· · · · · · · · · ·


3. Salgo y todo está oscuro. Ya no hay nadie. Camino aletargada hasta llegar a un paradero. Pocas micros pasan y las que me sirven, no paran. Alzo el dedo y una se detiene. Me lleva a casa rápidamente, pues las calles están vacías. Corre y suena toda esa chatarra que no me deja dormir un rato. Llego. Abro la puerta y miro la cocina. Pienso que no he comido nada, pero me da lata cocinar. Me sirvo un vaso de leche y me siento llena. Me tiro en mi cama y solo quiero dormir. Veo como me consume el tiempo. Veo, ya que hoy, nada siento.



· · · Hasta aquí no má' llegamos con esto

Como siempre: adiós y serás odiado.

(Bye bye blogger)

jueves, junio 01, 2006

Dasein...

{un ser humano más}
HIJA: Me alegra que llegaras
PADRE: ¿Si?
HIJA: Si. Pero ya se me quitó ¿Por qué volviste?
PADRE: Porque no quería estar contigo, pero que más da. No tenía otra opción
HIJA: ¿Cómo estuvieron estos diez años afuera?
PADRE: Muy buenos, hasta que llegué acá.
HIJA: Entonces mejor ándate. Pero no te vayas, por favor.
PADRE: Lo que pasa es que me han pegado en la calle, y me siguen buscando.
No puedo salir.
HIJA: Búscate un lugar que no sea el mío.
PADRE: Podría ser, pero acá me entretengo. Te jodo la vida.
HIJA: ¿Y si te la jodo yo a ti?
PADRE: Imposible. Soy muy fuerte. Pero estoy lleno de debilidades.
HIJA: Y si te digo que ya tengo preparado un golpe.
PADRE: No te creería. Aunque puede ser que me tengas un golpe.
HIJA: En diez años he crecido mucho. Sin embargo, sigo siendo una niña.
PADRE: Puede que tenga miedo. Mejor dicho, me estoy preocupando con tu
mirada.
HIJA: No es mi mirada el golpe.
PADRE: Pero tengo susto.
HIJA: No temas chiquitito nada malo te pasará.
PADRE: Si grito me puedo imponer, y con un golpe te derribo.
HIJA: Pero este es mi lugar, nada me puedes hacer.
PADRE: No me voy. Aunque me puedes sacar a patadas si quieres.
HIJA: Mejor quédate, te puedes sentir solo allá afuera. Ven acá para darte un abrazo.
PADRE: Quiero irme. Te veo mal, triste. Estás a punto de llorar y eso es suficiente.
HIJA: ¿Cuándo regresarás?
PADRE: Cuando otro golpe me deje en suelo.
HIJA: No quiero que vuelvas, pero te espero. Ojalá llegues pronto.
PADRE: Nunca regresaré. Pero espérame. (Pausa, y ve la hora)Llego mañana.
[bien dedicado]